Por Juan Tomás Valenzuela
Dicen que Muñoz Delgado
se negó rotundamente
a darle al nuevo incumbente
el puesto que había heredado.
El hombre fue cancelado
el lunes de Migración
y quiso armá un biberón,
al ver que Enrique Garcia,
bajo el brazo le traía
su triste cancelación.
Muñoz, tenía Migración
como si fuera una herencia,
y desde allí su influencia
igualaba su ambición.
Pero reventó el barzón
y su plan se le fue a pique,
y cuando vió entrar a Enrique
con el decreto enrollado,
se sintió desesperado
y se armó como cacique.
Batuqueó a Enrique García,
lo miró de arriba a abajo,
creyendo que era un relajo
lo que este señor le hacía.
Le revisó las encías
a ver si estaban careadas,
llamó en privado a Cavada
para que lo defendiera,
intentó una balacera,
pero no pudo hacer nada.
Salió triste y cabizbajo
del parqueo de Migración,
camino hacia el malecón,
rumbo a Manresa pá bajo.
Después de tanto trabajo
para lograr ese puesto,
Muñoz no estaba dispuesto,
tan solo por un decreto,
a entregarle a este sujeto,
ya que es del partido opuesto.
La gente del PLD
se sentían tan protegidos,
que ni Leonel, ni el ungido,
orquestaron un plan B.
Ahora que no hay caché,
porque el poder se le ha ido,
la gente de este Partido
ya no va a comer con grasa
y quieren irse a su casa
dando soberbio barrido.
Juan de los Palotes
20 agosto 2020